Él le habla a él
Él le habla a él. Al otro él. Le cose a datos. Le llena de emociones. Encadena historias. Él es una explosión de color, ritmo, hormonas y ganas, envuelta en una piel color chocolate. Habla atropellado, y es que su cabeza va más deprisa que su lenguaje. Y este no le define. Ni le explica. Ni le acota.