Nada es ahora
Húmeda y febril, ciega, sin excusas, sabiendo que esa noche de enero lo cambiaría todo, puse mi deseo y mi vida a las órdenes de Cornelia.
En cada asalto de manos desbocadas, obstinada, su noche, instaba a mi locura.
Húmeda y febril, ciega, sin excusas, sabiendo que esa noche de enero lo cambiaría todo, puse mi deseo y mi vida a las órdenes de Cornelia.
En cada asalto de manos desbocadas, obstinada, su noche, instaba a mi locura.
– Nico, tenemos que hablar. De hombre a hombre.
– Claro Pablo, cómo no; cuéntame, tío. [Atención, lectores, Pablo tiene 6 años]
– Es que me da un poco de vergüenza.
– No hombre, tú tranquilo que no nos escucha nadie.
– Tienes que ayudarme. Te voy a contar una cosa, pero no puedes reírte, ¿eh? Allá voy: Hoy Ana, después de comer, me ha dicho que creía que a Isabel Jiménez la de su clase yo le gustaba un poco y…
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.