Poliedros

Olvido cosas en cualquier sitio, se me caen, y de nuevo, al recogerlas, caen. No recuerdo ciertos olores hasta que no los recupero de nuevo. Ni muchos sabores, ni algunas palabras.
Pero tengo muy presente que es en el claro oscuro de la ciudad, en sus sombras, dónde se esconde la auténtica vida dispuesta a ser descubierta. Sé que la verdad es poliédrica, y como dice Benjamín Prado, «si ves que al hablar me inclino hacia adelante, es que intento ganarle medio metro a la duda».
La penúltima

Los ojos azules, el pelo cano
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Kintsukuroi. Lo feliz, lo imperfecto
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